El Covid-19 y la improvisación política

La clase política, en una burda emulación de nuestros criollos payadores, siempre está lista para cualquier improvisación.

Un político puede ser legislador, ministro de educación, de seguridad o de economía y de última, cuando ya tiene cierto peso y el oficialismo se lo quiere sacar de encima, es nombrado embajador.

En Santa Fe tuvimos a un bioquímico, Luis Obeid como Interventor y luego presidente del directorio de la Empresa Provincial de la Energía.


Como secretario de Seguridad Comunitaria se desempeñó un licenciado en Enfermería, Ángel Florindo Ruani, (NG Chichín), militante de la organización terrorista Montoneros, que fuera detenido por sus actividades subversivas, pero con el retorno de la democracia, durante la gobernación del montonero (delator) Jorge Obeid ingresó a la administración pública provincial.

En el orden nacional, en la actual gestión se designó a un chef, Ángel Francisco Mercado, Director del Banco Nación. (vaya uno a saber las cosas que se "cocinaran" ahí adentro).
El ministerio de Seguridad de la Nación lo ocupa la antropóloga Sabina Freredic.

Son solo algunos ejemplos de gente lista para la improvisación.

De este modo, la MALDITA CLASE POLÍTICA está conformada por un montón de improvisados que como nuestros payadores, tienen mucho "verso", pero poca idoneidad para la función pública.


Hoy nos enfrentamos con una pandemia, el corona virus. Un virus que se conoció en el mes de diciembre en China y que rápidamente comenzó a propagarse en Asia y Europa. 
Y era de suponer que por las continuas migraciones y viajes de comercio o turismo, el virus también iba a cruzar mares y océanos. 

Para evitar lo que hoy estamos pasando en la Argentina, pudieron haber cerrado las fronteras a mediados de febrero, cuando comenzó a expandirse el virus por todo el planeta, y antes de que llegara acá.

En ese momento, se debió dar asistencia a los argentinos que quedaron en el exterior sin permitir que traigan el virus consigo. Para eso tenemos embajadores y cónsules en todo el mundo.

Pero no se hizo. Se esperó a que el virus entrara a nuestro país por vía aérea, marítima o terrestre, a través de nuestras extensas fronteras.

Todo lo contrario, nuestro Ministro de Salud, Ginés Gonzalez Garcia, el 23 de enero afirmaba que era imposible que el coronavirus llegara a la Argentina ya que China quedaba lejos y además, acá hacia calor. Y el ministro sabelotodo no quiso escuchar las advertencias del ex embajador en China, Diego Guelar. 


Entonces, volvieron a improvisar. Se nos impuso un aislamiento social obligatorio que derrumbó nuestra economía y dejó en la desprotección a los sectores mas vulnerables de nuestra sociedad.

Sectores que no pudieron salir a ganarse el pan de cada día y que carecen de los servicios mas elementales, como agua, cloacas o gas natural. Pero por sobre todo, carecen de los elementos necesarios para una higiene sanitaria básica.

A la vez, se obligaba a violar el decreto de aislamiento social obligatorio, con el consiguiente riesgo del secuestro de sus vehículos y la pérdida de su libertad a plomeros, electricistas y gasistas, que no podían desatender a sus clientes ante una emergencia por una pérdida de gas, de agua o algún serio desperfecto eléctrico.

Y tras dos semanas de ese aislamiento social obligatorio, en otra irresponsable improvisación, se convocó a las personas de mayor edad, a romper el aislamiento y amontonarse frente a las entidades bancarias, para percibir los haberes de jubilaciones o pensiones, que no habían podido cobrar en el mes de marzo por el cierre de los bancos.


Las fuertes críticas, obligaron a los responsables a mejorar el ordenamiento, para que no se repita el amontonamiento de ancianos frente a los bancos.

La explosión de casos de covid-19 es impulsada en gran parte por personas con síntomas leves, limitados o sin síntomas, que no son detectadas (asintomáticos)

Por este motivo es necesario que todo el mundo se desplace como si ya estuviera contagiado, con la higiene y protección necesaria para evitar contagiar a otros.

En algunos países ya se impuso el uso obligatorio de barbijo o tapabocas, para evitar que quien no sabe que está enfermo, pueda contagiar. Ante la emergencia, muchos han diseñado tutoriales para la confección de  tipos de barbijos caseros.
El aislamiento no se puede extender indefinidamente y esto recién empieza. Ya empezaron a abrir los bancos, los rapipagos, y poco a poco van permitiendo romper el aislamiento, sin medidas alternativas. También se autorizó la apertura de los corralones de materiales de construcción, aunque los trabajadores de la construcción, estan sometidos al aislamiento social obligatorio.

Ni siquiera pudieron explicar quien permitió la estadía de extranjeros transitando durante el aislamiento social obligatorio. "Hinchas de fútbol" colombianos, que permanecían en nuestro país, varios días después de finalizado el partido que dicen que vinieron a ver.

Mientras no se imponga el uso obligatorio de barbijos, tapabocas o elementos de protección de nariz y boca, el contagio continuará su expansión, y los mas indigentes se niegan a morirse de hambre y salen todos los días a buscar su sustento diario y sin querer, contagiándose y contagiando.
Poco a poco esta medida del uso de barbijos, se está imponiendo en el mundo. 
Acá los políticos improvisados, todavía no tomaron la decisión.
Para los que han muerto por esta pandemia, cualquier medida de prevención, llega tarde.


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